Me describo en femenino,
aun sabiendo que no soy describible.
Lo hago en femenino
porque soy la vida.
No soy un hombre,
no tengo un cuerpo,
sino múltiples y ninguno.
Soy la vida
desplegándose sobre mi misma
tomando formas distintas,
permaneciendo siempre la misma.
Más acá de lo evidente
yo, tú, TODOS
somos uno.
Del amor somos su muestra,
potencial creativo jugando a dividirse.
El uno que no permite aritmética
que no comprende de números.
Porque es un uno que lo abarca todo.
Me defino en femenino y en plural,
aunque no soy definible.
Soy la vida
disfrazada de todas las formas.
Incorpóreo, omnipresente:
Más acá del tiempo y del espacio.
Porque estar acá es estar en todas partes.
Soy el vacío amable y generoso donde el mundo anida
y descubre sus formas.
El amor mismo
riéndose del imposible
de pretender ser menos que el todo.